Fede's Book: Captiulo 3

Recomiendo leer el capitulo 1 y 2 Antes de este!!!

http://fedebook.blogspot.com/2011/05/capitulo-2-el-borracho_04.html

http://fedebook.blogspot.com/2009/11/de-corrido.html

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Capítulo 3

Jugando a la lotería de pensar que, lo que te pasa a vos, es parecido a lo que me pasa a mí. En el mismo momento, sintiendo sentimientos parecidos. Mismos Minutos, y aproximados segundos.

Por eso, desafiando a toda probabilidad, en el nombre del amor, me decidí en hablarte. Jugármela por lo que siento. Queriendo rearmar nuestro propio mundo, por uno completamente nuestro. Con un único límite. Nuestra imaginación.

Tan indeciso, cómo aquella nieve de punta de montaña en verano, finalmente te quise hablar.

Te vi llegar. Te tuve cerca. Te pude ver. Te pude oler, pero no te pude abrazar. Tenías tu propio brillo intelectual que me desafiaba una y otra vez diciéndome. Yo sé mis secretos. Una información única para mí. Encantado en saberlos.

Pero, cuando te tuve realmente cerca. Cuando pude notar que el sonido de mi corazón atraía a curiosos descubrí que sólo me quede con una sola palabra. Miles de sentimientos y solo pude pensar en una sola palabra.

Bingo. Subió mi apuesta. Después de tanto tiempo yo sabía lo que me pasaba. Y automáticamente bajaron mis chances. Antes era más fácil. Sentía algo, espera que vos sintieras algún algo. Ahora era diferente. Yo sabía lo que sentía. No era ese “algo”. Era claro, y resonante. Tan trasparente como cualquier locura vista por un racional.

No quería perder. Y tuve una salida. La misma salida que, en otra circunstancia se le hubiese ofrecido a un buen caminante. Y yo, como buen caminante de ciudad, pensando en una forma recta, caminé.

Caminé por calles paralelas hasta que, arrepentido de sólo moverme en una dirección, decidí tomar calles perpendiculares.

Caminando por la calle Karma, entendí que había vidas, como calles paralelas, que se tiñen en pequeñas oblicuas. Deseando no ser triángulos. Solo paralelas. Mintiendo que existen calles perpendiculares. De esta forma haciendo la vida más fácil. Sin peleas, sin encrucijadas. Engañando a sus propios árboles con luz eléctrica mintiéndose con que es luz solar.

Comprendí que si caminas por las calles para adelante, Avanzas. No importa la dirección. Te alejas, vas para adelante. Y que si quieres cruzar de vereda a veces hay que caminar hasta la esquina y esperar el semáforo. Otras veces no perder ese tiempo y sólo hacerlo. Pero, por mala suerte o distracción, haciéndolo, te podes lastimar.

Pero también descubrí que vos tenías esa magia de convertir lo simple en amantes. Las calles uni-direccionales en dobles manos. Tenías la complejidad de tener 3 polos, con la diferencia que si te confundís en alguna coordenada tridimensional terminabas fuera del mundo. Y al fin del día, complicas tanto las cosas que las mismas calles bidireccionales te las arreglabas para añadirles una nueva mano. Otra auténtica locura.

Perdido, sin respuestas quise hacer trampa. Le pregunté escritor de esta historia si era tan amable de contarme la historia.

Yo: Tú que tienes las respuestas, ¿cómo sigue la historia?

Escritor: No lo sé.

Yo: ¿Por qué?

Escritor: Es una historia inconclusa.

Yo: Pero no entiendo, sos el escritor. ¿Por qué inconclusa?

Escritor: No depende de mí.

Cansado de tantas vueltas volvió a preguntar, como es posible. Vos la escribís. Con lo que me respondió que es factible ya que esta historia, a la vez, tiene otros dueños. Los dueños también tienen otras historias que en algunas oportunidades ellos las escriben, otros momentos ellos la actúan. Hasta puede ser que no sepan que son narradores, o se olviden de hacerlo, y se quedan con un final feo. O a veces actúan de espectadores esperando llegar al final de otra historia sin fin.

Todo esto para descubrir que existen cliché que no solo son frases. Si no que algunos de ellos son sabios.