sábado, 26 de junio de 2010

Historia

Historia
Y al fin y en cuenta, ella sólo iba a 150,
No había caballo que le gane,
Y no sólo le faltaba perder dos cosas en la vida.
Él, un borracho emprendido,
Uno de esos vagos atorrantes,
Que ni siquiera sabía a dónde ir.
Se cruzaron un 21 de mayo, en un no falso cambio de estación
Que pretendía cambiarlo todo,
Como si alguna vez cambió.
Pero Él, un devoto a lo que supuestamente llamaba una filosofía de vida,
Solo quería algo más que su botella vacía,
Algo para enorgullecer su alma, tibie el honor,
Pero que no le quedara más lejos que su botella de ron.
A ellos dos, algo les paso, algo sucedió.
Ella muy temprano para salir,
Y él muy ebrio para distinguir las agujas del reloj,
En un falso cruce de estación.

E
n lugar dónde la única noción del tiempo son los vasos vacios,
Ambos se dieron cuenta que esas botellas medias vacías eran muy chica para romper la

Soledad, pero muy tarde para comprenderla, decidieron irse, cansados de esperar.
Y sin presentarse, apareció el destino,
Jugando con la loca idea de
ponerse de acuerdo.
Muy ebria para manejar, y muy borracho para encontrar otra salida,
subieron al mismo taxi.
Por esas vueltas de la vida, terminaron compartiendo algo más que una
colchón.


En realidad, digo esto para llamarte la atención ya que en realidad, por otro lado,
La que pretendía ser inocente, salía de un boliche, con un chico a sus brazos,
Calientes por tibios besos que escapaban del uno al otro.

Camuflándose en el deseo de desearse el uno al otro.
Él, sin tanta diferencia, se despedía a 150 la hora, con algo más
para aliviar la resaca y la desesperación.
Ella seguida de sus aires de grandeza, terminó acostada en uno de esos
Yates, que pretendían disfrazar la situación de de romántica.

Esta historia hubiera terminado acá,
Pero solo quedaría algo tan grande como la soledad
Combatiendo a algo más que, muchos denominaríamos, sin saberlo, el buscar amor.

Compasión era todo menos la llave a su melodía de corazón,
Pero por alguna
extraña razón, decidió hacer una excepción.
En fin en cuentas, se cruzaron las dos historias, y una mató a la otra
P
or recelosa por el destino de hacerlo o no.
Pero yo, creador de este encuentro, hago presencia,
Y mostraré a estos
dos tontos, que juraban que conocían todo, que no era así.
Como por ejemplo puedo escribir que el taxista tenía sueño,
Y cansado
de pegarle el anonimato, decidió entrar a la historia.
En sus carreras de la vida, el taxista se quedo dormido, pegando un

V
olantazo hacia un auto, dejando una vida atrás.
Choco lo suficientemente fuerte para distanciar estos dos grandes perdidos soñadores,
Que en algún otra vida se casaron.
Pero yo, el aurora protector del destino de esta historia digo que:
É
l , sin saberlo, si ella se subía, empezaría a idolatrarlo,
apareció un chino , y metió gol argentina, pero ella ya que cose convertiría en estrella, saliendo te fue ni fu ni fa.
No importa en realidad.
Yo prefiero preguntarte a vos como continúa la historia.
Forjemos nuestro propio destino, y no dejes nada, que no sean éxitos, se
interponga a tus meta.


By Federico Buciak

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